La conciencia y los monstruos

La búsqueda de la verdad. La conciencia y la conexión. Con el yo y con el tú. ¿De verdad es tan importante la introspección? Mira que cuando buscas encuentras, y si en algún momento lo escondiste puede ser porque no te gustara demasiado…

Decía Freud que en el inconsciente (la parte del iceberg que no se ve desde la superficie) guardamos todo tipo de material psíquico que no queremos recordar. Esos secretos que ni siquiera nosotros mismos queremos revelarnos… Es la conciencia la que nos protege de esos monstruos, defendiéndonos de las heridas que más duelen, las del alma. Es cierto que hay ocasiones en las que flaquea, aproximadamente unas 6-8 horas al día que dedica a descansar y durante las que se flitran personajes con máscaras que interpretan tragicomedias dalinianas.

A la hora de tratar de definirnos, de conocernos, tomamos diferentes recursos disponibles en nuestra conciencia: los roles que desempeñamos a diario, los adjetivos con los que nos han descrito frecuentemente personas de nuestro círculo, conductas, ideologías con las que nos idetificamos, etc. Con esto y otras muchas cosas formamos un autoconcepto que podríamos comparar con los zapatos que nos ponemos para caminar por la vida: algunos llaman más la atención, otros menos, algunos son muy cómodos y nos permiten avanzar y otros parecen verdaderas trampas autoimpuestas que hacen del camino un verdadero suplicio, …

Y puede llegar un día, en el cual nos planteemos por qué llevamos esos zapatos y si encajan realmente con nuestros pies; ¿me percibo tal y como realmente soy? ¿por qué yo ando de esta manera y de no aquella que es la que me gustaría? Probablemente, si le preguntamos a la conciencia nos dará algunas respuestas, siempre buscando la congruencia para permitirnos entender… Sin embargo, en muchas ocasiones le faltan datos y tenemos que ir a buscarlos al armario de los monstruos.

Ellos podrán darnos, no con mucha delicadeza pero sí con certeza, nueva información que interpretar y piezas con las que encajar el puzzle de nuestro yo. Ese verdadero conectar con uno mismo será el principio de una nueva conexión con el otro.

Donde viven los monstruos.